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Pongamos que hablo de Martín

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Ríanse ustedes de los Ocho Días de Oro, de la Jornada sin IVA, o del Black Friday. Porque para Semana Fantástica, no la del Corte Inglés sino que la que nos aguarda a partir de este domingo. Y es que “ya es primavera en el… motorsport”, con la F1 en Mónaco, las motos en Silverstone, las 500 Millas de Indianápolis, la mirada puesta en el GP de España de F1 en menos de cinco días… y las 24 Horas de Le Mans calentando desde la banda para salir en breve también.

No hay mejores argumentos para que quiénes nos alimentamos de gasolina (vale… y de algún voltio también, venga) reunamos las condiciones óptimas para proclamarnos campeones del mundo mundial de sillón-ball frente a la tele estos días.

Sin embargo, cuando deberíamos estar hablando de qué pueden hacer los McLaren para contener el empuje de Verstappen en las calles del Principado, o de cómo va a funcionar el doble pit-stop obligatorio para la carrera que nos espera; de si Márquez va a volver a pintarles la cara a sus rivales en “The home of motorsports”, o de si Alex Palou va a poner el broche de oro a la brillante temporada que está firmando con la victoria en el oval más famoso del mundo… el tema de conversación es otro.

En los últimos días todo el protagonismo se lo está llevando el ausente Jorge Martín gracias al scoop conseguido por los brillantes Germán García Casanovas y Oriol Puigdemont que adelantaron la noticia de que el vigente campeón del mundo quiere largarse de Aprilia casi antes de haber aterrizado en ella. Jamás pondré en duda una primicia de tal calibre cuando la firman quienes lo hacen, pero tengo mis dudas sobre cómo la maniobra puede afectar al futuro profesional del piloto madrileño.

Casi ni sabemos donde está el epicentro del terremoto que ha sacudido el paddock de MotoGP, y las réplicas del seísmo no paran de sucederse. La última: el comunicado de Aprilia, el primero oficial en todo este embrollo, diciendo que Jorge sigue siendo su piloto, que tiene contrato con ellos y que los demás equipos se abstengan de hacerle ofertas porque ni es bonito ni ético. Lo nunca visto en las motos… o casi, porque últimamente parece que hay más marcas que quieren hacerse con los servicios de Martín que fichajes pretende hacer el Real Madrid, según afirman algunos.

La “movida” me recuerda algunas de las “espantás” que en pasado se atribuyeron a Maverick Viñales y que, se quiera o no, enturbiaron por mucho tiempo la profesionalidad del de Roses que ha tenido que bregar mucho para sacarse de encima el estigma que le atribuyeron y que le ha perseguido hasta hace bien poco. Probablemente de modo injusto.

Martín en el box de Aprilia en el GP de Qatar | © EFE
Martín en el box de Aprilia en el GP de Qatar | © EFE

Yo no se qué cláusulas tiene o deja de tener un contrato que no he visto, ni veré. Pero que la jugada es rara es innegable, aunque me siento incapaz de dimensionar el nivel de su oportunidad, incluso conociendo el rejón que quienes manejan la carrera de Martín consiguieron meterle a Ducati cuando loi de rojo le levantaron la moto oficial que le prometieron para endosarlo en Pramac. No hay desconsuelo que un buen puñado de euros no compense, y no se si ahora la cosa no puede ir también por ahí, más allá de que Martín no confíe en una moto que (ya lo debería haber sabido antes) tiene sus limitaciones.

Admirado a Bagnaia, pero la forma en que el turinés ha criticado ahora la decisión de Martín suena a una triste manera de abrirse las puertas de la marca de Noale en el caso de que se produzca la vacante. Pecco siempre me ha parecido muy inteligente, y buscar una salida de Ducati mientras las llaves las tenga Marc Márquez podría ser una buena astucia. Pero hacerla tan evidente no deja de ser, a mi entender, evidenciar su debilidad.


Jorge Martín Maverick Viñales Max Verstappen

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