Inicio Artículos La katana de “Hanníbal” Marko no es tan afilada

La katana de “Hanníbal” Marko no es tan afilada

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Este fin de semana comienzan el mundial de trial y el de enduro. Ambos lo hacen con Toni Bou -cómo no- y Josep García -cinco veces campeón del mundo- luciendo los títulos conseguidos en las anteriores ediciones. Los dos representan la existencia de vida inteligente más allá del asfalto.

Y este fin de semana comienza también un nuevo certamen de las European Le Mans Series (ELMS) en el Circuit de Barcelona-Catalunya, una carrera que si no la han visto les recomiendo muy encarecidamente. Y si lo han hecho: repetirán, porque ya saben de qué les hablo.

Con ocasión de esta cita he tenido la oportunidad de encontrarme con dos de sus participantes más insignes: Daniel Juncadella y Miguel Molina. Les he visto crecer como pilotos desde que eran niños en el karting hasta una actualidad que les ha convertido en inquilinos permanentes del pódium; y también madurar como seres humanos hasta el punto que hoy ya no se si son mejores pilotos o mejores personas (que lo son, y mucho).

Ambos tienen muchas cosas en común. Entre otras supieron sacar rendimiento de esa rampa de lanzamiento que fue el programa “Joves Promeses del Circuit”, impulsado por Vicenç Aguilera.

Mientras tanto, en Suzuka, muchos ojos -la mayoría rasgados, que no sesgados- estarán pendientes de la actuación de Yuki Tsunoda en el GP de Japón con el Red Bull que Helmut Marko ha arrancado de las manos a Liam Lawson.

La presión sobre el ídolo local, en casa de Honda, pilotando un coche especialmente decorado para la oportunidad como homenaje a la dimensión de la cultura del motorsport en ese país, y a la importancia de la industria del automóvil para la economía mundial, pese a que esta misma semana hemos asistido a las locuras de quien pretende manejarla como si fuera un muñeco de trapo.

Helmut Marko
Helmut Marko

Juncadella y Molina también tienen en común haber pasado por las garras de otro lunático. Se suele decir que Red Bull es una picadora de carne humana; lo hemos visto, y lo volveremos a ver hasta que alguien decida que el personaje que interpreta el Hanníbal Lecter de la gasolina que es Marko, su canibalismo, ya ha dejado de hacer gracia. O al menos hasta que alguien se de cuenta de que no está tan legitimado como él cree, y que no se puede vivir eternamente del crédito de “descubrir” a dos talentos de la dimensión de Vettel o Verstappen que, no lo olvidemos, consiguieron sus títulos con el mejor coche del momento, sin que esto deba interpretarse como una subestimación a la categoría de ambos.

Sí, el criterio de Marko ha impulsado a estos dos mega-campeones, pero; ¿a qué precio?, ¿cuántas trayectorias deportivas no han sido dinamitadas por sus decisiones?, ¿cuántas carreras no han explotado por los aires por su dura rudeza?

A Tsunoda le han servido un caramelo envenenado (lo ha reconocido el propio Verstappen) en la misma bandeja que “Hanníbal Marko” le podría presentar la katana que espera que utilice si esta dulce ponzoña no genera los placeres que el verdugo espera.

Juncadella, Molina y algunos otros, como las propias ELMS, saben que hay vida más allá de la F1, y que el sol sale cada día más allá de esa etiqueta que muestra su otra cara, la luna, por detrás de dos toros rojos. Y es que ese es el problema: creer que un nombre, llámenle Red Bull o llámenle Marko, puede estar incluso por delante de los astros y de los planetas.

Suerte para Tsunoda. Ojalá Lawson vea también que hay vida más allá de la F1, como lo hicieron Miguel y Dani. Y en su homenaje: vayan este fin de semana al Circuit de Catatalunya. No se lo pierdan.


Dani Juncadella Helmut Marko Toni Bou

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