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Franco ha tornat

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Luca de Meo, el CEO del grupo Renault, presentó el pasado martes su segundo libro: “Diccionario sentimental del automóvil”. De su paso por Barcelona como máximo dirigente de Seat el italiano conserva muchas amistades, como se pudo comprobar con el nivel de acogida que tuvo la convocatoria.

El ejecutivo confesó que en su casa nunca habla de trabajo… excepto de F1, su otra pasión más allá de su dedicación profesional. El milanés anunció cambios en el equipo Alpine, y horas después supimos de la renuncia de Oliver Oakes como Team Principal de la escudería franco-británica. Al parecer, la dimisión del británico podría ser la primera de otras muchas en el seno de esta formación por la discrepancia con la forma con que se han cargado a Jack Doohan como piloto, en beneficio de Franco Colapinto, que le substituirá de forma rotatoria a partir del próximo GP, dicen que para las próximas cinco carreras (yo no me lo creo…).

De Meo habló bastante de F1 en la presentación de su obra. Dijo que cuando llegó a Renault la marca perdía 40 millones de euros diarios, por lo que tuvo que luchar mucho para mantener la inversión en la F1. Algo de lo que tal vez en algún momento se haya arrepentido. Pero lo que más lamentó el “inventor” de la marca Cupra es del trato que dispensaron a Fernando Alonso, a quien definió como “un tipo despiadado des del punto de vista deportivo”. Reconoció que en Alpine no le trataron como merecía “un gran campeón, alguien con tanta garra como la suya”.

Franco Colapinto
Franco Colapinto

Contrastan estas declaraciones con el proceder del cambio de Doohan por Colapinto. El australiano ha tenido que soportar una presión fuera de lo común desde el primer día que entró en ese box. Antes de que arrancara su coche por primera vez ya estuvo amenazado por las intrigas que Flavio Briattore -sustituto ahora de Oakes al frente de los de Enstone- tejió a su alrededor para colocar a uno de los ejemplares de “su” camada.

Jack no lo ha hecho tan mal como los resultados podrían interpretar. Pero su carrera deportiva ha quedado marcada con la supuesta “rotación” que suena más a eufemismo que a otra cosa para disimular la cacicada que le han metido, propia de tiempos dictatoriales.

La maniobra llama mucho la atención en un día que De Meo habló de “valores”. Y más cuando la protagoniza un equipo que puso el santo en el cielo cuando desde McLaren les “birlaron” al actual líder del campeonato, Oscar Piastri, en un ejercicio de prestidigitación en el que intervinieron el propio Briatore, Mark Webber -mánager del australiano- y… Fernando Alonso, ese “tipo despiadado” como le definió De Meo que sabe que la fabada asturiana se consume caliente, y la venganza fría.

Ojalá que Doohan sepa sobreponerse al testarazo moral que le han metido. Seguro que su padre, uno de los personajes más duros y manipuladores que he conocido en el motorsport, le habrá instruido para encallecer su piel. Y ojalá que también a Colapinto las cosas le vayan bien. Ahora ha llegado el momento de la verdad para el argentino. El de Imola -una olla a presión no solo para Ferrari, sino también para Alpine, más caldeada que La Bombonera– es un caramelo envenenado. Franco tiene toda Argentina detrás apoyándole. Briatore lo sabe y por eso prueba de repetir con él la misma fórmula que tanto éxito le dio en el pasado, con Alonso por ejemplo.

Pero en el GP de la Emilia Romagna en el cockpit del A525 sólo estará el piloto. Ni Flavio, ni Milei, ni las madres de la plaza de Mayo, ni Carlos Gardel, ni Maradona, ni el papa Francisco -que en paz descanse-  viajarán con él. Franco ha vuelto, y quiere quedarse. Glups.


Alpine Formula 1 Franco Colapinto

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