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Equivocar-se o encertar en l’esperança

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Esto está calentito, calentito. A punto de salir del horno, como quien dice. No nos daremos cuenta y en menos de un mes arrancará el mundial de MotoGP 2025.

Y, honestamente, durante este invierno nunca me habían dicho tantas veces eso de “este año promete; este año será la hostia; este año nos vamos a divertir muchísimo; este año…”. La expectación, el interés, es total.

Evidentemente por ver cómo se resolverá el pulso entre Pecco Bagnaia y Marc Márquez en el mismo equipo, con motos iguales, y con idéntico objetivo: ganar.

Pero también con la vista puesta en el reglamento técnico que se aplicará después de 2026.

Tal vez parezca un poco boomer lo que les diré (seguramente lo es), pero el bienio que despegará en Tailandia será histórico. No dispongo de una bola de cristal ni me atrevo a hacer pronósticos sobre lo que veremos en la pista, pero tengo claro que estos dos años que nos aguardan serán los últimos -quién sabe hasta cuándo- con las motos más “mega-pepinas” de la historia. Es más: dudo que jamás volvamos a ver motos que corran tanto como las actuales, con una potencia semejante, y con tantos artilugios que exprimir.

No me gusta alinearme en la tendencia de “cualquier tiempo pasado siempre fue mejor…”  No voy de este palo. Pero, si no queremos evocar aquel pasado de aquellas 500 de dos tiempos indomables, y si no queremos descorazonarnos ante la perspectiva de un futuro con motos más descafeinadas: disfrutemos del presente que será la realidad de las dos próximas temporadas.

Marc Márquez a la presentació de Ducati, mentre Davide Tardozzi l'escolta | © Alex Farinelli
Marc Márquez en la presentación de Ducati, mientras Davide Tardozzi le escucha | © Alex Farinelli

El escritor francés nacido en Líbano Amin Maalouf dijo en una ocasión: “más vale equivocarse en la esperanza que acertar en la desesperación”. Hagámosle caso y gocemos con lo que se avecina, que será muy interesante.

Si Marc Márquez supera a Pecco, la cotización de sus tres mundiales conseguidos en la categoría reina sufrirá una cierta depreciación con carácter retroactivo, y escucharemos aquel mantra de “claro, Marc no estaba…”.

Pero si al italiano se le escapa la defensa que hará del título, lo habrá hecho por hincar la rodilla frente a uno de los más grandes de la historia (si no el que más), y este argumento alivia el escozor de una herida que con absoluta certeza debe doler en lo más hondo.

Es más: si el de Cervera se anota este campeonato en 2025, ya pueden ir apostando a que en 2026 hará lo humano y lo divino por romper el empate a nueve títulos con la horma de su zapato: Valentino Rossi.

Pero si esto no sucede, y el turinés gana su cuarto mundial consecutivo en MotoGP, puede que -entonces sí- hayamos llegado al final de un ciclo, de una era, por mucho que nos pese, empezando por el propio prota de la historia que, no lo olvidemos, está a punto de cumplir los 32 años. Pero para no acertar en la desesperación, sólo un apunte: cuando en 2017 Rossi se impuso en Cheste, se convirtió a sus 37 años y 213 días en el ganador más “mayor” (que no viejo) de la historia del mundial de motociclismo.

O sea, que aún a riesgo de equivocarme en la esperanza: Márquez tiene cuerda para rato… si las lesiones no vuelven a importunarle. Disfrutemos y dejémonos de especulaciones y otras mandangas.


Ducati Marc Márquez Pecco Bagnaia

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