Austin. Ya saben: territorio Márquez. Pero ¿qué MM93? ¿el de antes del accidente, o el de después? Es cierto que los dos cada vez se acercan más; ya lo certificamos en Sachsenring, y estuvimos a punto de corroborarlo en el Motorland. Y ahora llega uno de esos escenarios donde el de Cervera solía marcar su impronta.
Anuncian lluvia para la carrera de este domingo. Y no poca, lo que no deja de ser un incordio por una parte, pero también un resquicio por el que se puede colar lo imprevisible, y más en esta “tierra de oportunidades”.
La temporada del Motorsport, en general, está siendo un auténtico regalo desde muchos puntos de vista. Los títulos de Palou, Bou, Laia Sanz… Las buenas actuaciones de Sainz y Alonso en la F1, donde ocho de los diez equipos del certamen han subido al pódium en lo que llevamos de temporada, algo que no sucedía desde 2009. La frescura que aportan unos pilotos tan jóvenes como Pedro Acosta-Sergio García Dols en Moto3, o Raúl Fernández en Moto3…
Sin embargo, sin un Márquez al 100%, los éxitos de los pilotos españoles en la categoría reina del mundial de motociclismo no son los mismos de las temporadas anteriores. Ni la frecuencia de aquellos podios monopolizados por ellos en todas las divisiones, tampoco.
Si no sucede nada raro, Quartararo se convertirá en el primer piloto francés capaz de ganar un mundial desde el que obtuviera Johan Zarco en Moto en 2016, y el primero en la categoría reina (si excluimos el Trofeo FIM 750 de 1979 que firmó Patrick Pons).
Para mayor regocijo de los promotores del campeonato, esto y la buena racha de los pilotos italianos en las categorías más pequeñas podrían estar indicándonos que se acerca un cambio de paradigma, y que ahora en el imperio de España sí que se pone el sol… o que, al menos, empieza a estar nublado.
¿Quiere esto decir que la llama del motociclismo nacional se está apagando? No, ni mucho menos. Desde la retaguardia una nueva generación de pilotos está llegando, y sólo el tiempo sabe hasta dónde podrán hacerlo. Pero, lo que sí está claro, es que el flujo de talento no tiene la misma extraordinaria abundancia que antaño. ¿Acaso estamos asistiendo al final del caudal de un manantial que empieza a mostrar síntomas de fatiga?
Nada es por casualidad. Ni la frecuencia del éxito de entonces, fruto de las múltiples copas y fórmulas de promoción que surgieron hace ya casi 30 años, la mayoría por el empuje de la iniciativa privada. Ni este destello del talento italiano, cultivado en sus potentes campeonatos locales… y afinado en escenarios como el CEV o el CIV, que han sido el terreno abonado para esta eclosión, sin distinción de nacionalidades.
¿Dónde están los continuadores del Critérium Solo Moto, de las copas Ossa-Streaker-Montesa Crono-Rieju-KTM, del Open RACC, de la Copa Aprilia, del Open Mediterráneo, de las competiciones promovidas por Metrakit, Conti, CajaMadrid, o las Motociclismo Series, entre otras?
Sólo Valencia, a través de su Cuna de Campeones parece recoger esa herencia. Y así de bien les va a los pilotos de la zona.
Puede que la fórmula del éxito empiece a tener fecha de caducidad. O que, simplemente, la cosa ya no de para más. Pero, mientras esto no se certifique oficialmente, hay que cuidar la base y la promoción como se hizo en el pasado. Aunque, cuidado: no a base de atiborrar las parrillas de participantes cuya bisoñez es inmensamente proporcional a su ambición. Si no, luego, pasa lo que pasa.
Fabio Quartararo Marc Márquez MotoGP